Esta etapa ha sido bastante dura aunque sabemos que queda poco para llegar a nuestro objetivo: Santiago de Compostela.
No obstante los pies aguantan y muy pocos tienen ampollas. Eso sí, después de comer nos entra el sueño, es inevitable.
El final de esta etapa ha sido Arzúa, punto donde convergen distintos caminos.
Desde aquí nos hemos desplazado a Sobrado dos Monxes, donde teníamos el pabellón y el restaurante. Hemos podido ver el monasterio de la población.
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