¡Vaya etapa bonita! El final de etapa ha valido la pena: llegar a Portomarín a través de un puente cruzando el Miño y acceder al pueblo a través de una escalinata no tiene precio.
Hemos dormido en el pabellón de Guntín. Por la noche había orquesta y coches de choque. ¡Nos lo hemos pasado genial!
[showtime]